viernes, 3 de noviembre de 2023

CINCO MIL CUARENTA Y DOS

 




Oí a un escritor que recomendaba un libro de Stephan Zweig "Ardiente secreto" y como me encanta como escribe, he pedido una muestra, así que ya tengo entretenimiento asegurado para el fin de semana.

Hasta tal punto me gusta Zweig que me encantaría escribir como él.

No sería capaz de decir que es el escritor que más me gusta del mundo porque Herman Hesse me gusta más todavía, pero reconozco que me he leído casi todos sus libros y siempre me han gustado.

Cuando era adolescente, antes de ir interna a Santa Isabel en Madrid, iba al colegio de la Vera Cruz de Bilbao, donde estaba mi tía Pepín, hermana de mi padre, me hice muy amiga de una niña que se llamaba Pilar Ochoa de Echagüe, veraneaba en Vitoria y me invitó a pasar unos días a su casa, en seguida me di cuenta de que no era mi ambiente y me sentí muy desgraciada, lo único que quería era volver a Santurce con mi familia pero no me atrevía a decirlo y no sé cómo ni por qué fui a la biblioteca de Vitoria y allí me olvidaba de la nostalgia que sentía, pasaba horas leyendo y me aficioné de tal manera que recuerdo la lectura como un ejercicio salvador a donde he podido escaparme siempre que lo he necesitado y esté donde esté no siento melancolía, me concentro de tal manera que olvido mi situación, ahora ya estoy mucho mejor pero al principio de mi actual situación, cuando la muñeca me dolía, gracias a la lectura me daba cuenta de que me evadía hasta tal punto que me olvidaba del dolor.

Borges decía que si consigues que te guste la lectura será feliz toda tu vida.











No hay comentarios:

Publicar un comentario