sábado, 14 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SESENTA Y SIETE

 






Cada pensamiento que me viene a la cabeza se hace repetitivo y por consecuencia pierde el interés, debido a la velocidad en la que todo sucede.
Si no fuera porque estoy contenta podría añorar el tiempo pasado, cuando parecía que la vida iba a cámara lenta y yo, que aspiraba a ser una especie de Speedy Gonzales* me aburría y rezaba para que todo sucediera al momento, necesitaba sorpresas constantes.
He cambiado mucho, ahora casi me ocurre lo contrario, necesito calma, serenidad, tiempo, mucho tiempo para dedicarlo a la meditación, al trabajo reposado, bien concebido, sin confusiones, no obstante intento adaptarme a las circunstancias y doy gracias al cielo de poder hacerlo.
Antes me caía muchas veces y me hacía auténticos estropicios, no solo heridas sino que todo mi cuerpo se desajustaba y a veces tardaba meses en recuperarme, ahora ya no me caigo.
Cuando me diagnosticaron leucemia, lo primero que me dijeron es que lo más importante era que evitara caerme, me asustaron tanto que no me he caído desde entonces, ando con cuidado poniendo toda la atención de la que soy capaz.
He aprendido que cuando algo es crucial, soy capaz de llevarlo a cabo y eso me ha dado seguridad en mí misma.
Tengo intención de seguir en esta línea, de hacer las cosas despacito, concentrada, no solo salen mejor, sino que se disfruta más.
Aceptar lo que la vida trae sin quejarme, sin poner objeciones me va muy bien, no siempre lo consigo, no obstante aunque al principio me cueste, luego me quedo encantada y veo solo la parte positiva, todo me sirve para aprender, que es lo que deseo con todo mi corazón.




*"el ratón más veloz de todo México"






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