lunes, 16 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SESENTA Y NUEVE

 




Debido a que tres personas de mi familia, Jaime, Mattin y yo hemos terminado de ver Patria, seguimos hablando del tema, ahora ya desde puntos de vista diferentes, aderezados con los comentarios que Íñigo Eguillor, íntimo amigo de Mattin y baterista del grupo Billy Bao, que estudió "Resolución de conflictos" en Irlanda y tiene un conocimiento más profundo de lo sucedido durante la época de ETA, el tema sigue vigente en nuestras conversaciones.
Me alegro de haberla visto porque reconozco que es realista y en ese terreno sí resulta interesante, algo que en el libro está ausente. 
No significa que yo piense en Patria, más bien al contrario, casi me ha sorprendido cuando he llegado a casa, encontrarme con los chicos enfrascados en esa conversación, encantados de la vida. 
No me ha quedado más remedio que inmiscuirme en ella, en este caso más bien desde un punto de vista cinematográfico e histórico. 
Parece ser que en esa época las matrículas de los coches ya no llevaban las SS que se ven en los coches de la serie, tampoco hemos sabido de que pueblo se trataba, al final hemos llegado a la conclusión de que era un constructo.
Yo había ido a Eroski para hacer unas compras y he disfrutado, llevaba mucho tiempo sin poder hacerlo ya que con dos muletas es imposible llevar paquetes en las manos, pero hace unos días empecé a andar solo con una muleta y me ha cambiado la vida.
Parece mentira que hacer unos recaditos en Eroski me pueda producir tanta alegría, me daba gusto ir de aquí para allá, tomar decisiones, olvidarme de algo y retroceder.
No es que yo sea una buena ama de casa pero soy consciente de que cuando me ocupo un poco más de lo habitual, me lo agradecen y yo también me lo agradezco, porque si no hago un esfuerzo me resulta difícil estar en otro lugar que no sea delante del ordenador.







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