miércoles, 4 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO CINCUENTA Y SIETE

 





He ido a Artea para comprar un lavavajillas y reponer así el nuestro, que se ha roto y me lo he pasado bomba. 

Me ha sorprendido disfrutar tanto haciendo algo tan convencional, no obstante he recordado que cuando vivía en Los Ángeles solía ir al centro comercial de santa Mónica, diseñado por Frank Gehry y me encantaba.

Cuando volví a Bilbao, lo primero que me dijo Beatriz con un entusiasmo desmesurado, a mi entender en aquel momento, es que en Bilbao había metro, el museo Guggenheim y el centro comercial Artea.

Poco a poco me fui dando cuenta de que eran tres asuntos extraordinarios, que Bilbao había cambiado mucho y lo único que me costó para sentirme bien del todo, fue encontrar una academia de informática en la que pudiera aprender con ordenadores Apple.

También me gustó Katuin, tienda especializada en Apple, bien diseñada y moderna que a la sazón estaba en Indauchu y cada vez que iba me sentía en mi elemento. 

Antes de ir a ver a mi madre me fui a Bilbao en el metro que me fascinó, qué diferencia con los demás metros, hasta entonces no conocía el trabajo de Foster y desde entonces le sigo con auténtico interés y respeto.

Me bajé en Moyúa y el Guggenheim me deslumbró, no me lo podía creer, conocía bien el museo de santa Mónica que también es de Gehry, es ese que tiene una especie de avión incrustado en la pared, seguro que todo el mundo ha visto las fotos.

Aunque es canadiense, Gehry vivía en santa Mónica en aquella época y construía bastantes edificios incluida su casa, pero fue después del Guggenheim Bilbao cuando hizo el edificio Disney de la música que es del mismo estilo, pero no tiene comparación aunque en Los Ángeles dicen que son gemelos lo cual es una mentira más grande que la catedral de Nótre Dame de París.

El edificio de Marqués del Riscal es posterior, también con ese estilo tan difícil e imposible, en aquella época él estaba muy enamorado de Bilbao y venía bastante por aquí, cuando Thomas Krens era el presidente de la Fundación Guggenheim al que también le gustaba Bilbao, no me extraña, se come bien, se aprecia la buena arquitectura, hay arte y artistas y cuando queremos podemos ser buenos anfitriones.

Desde que Gehry hizo la bodega hotel de Marqués del Fiscal se puede beber vino blanco de esa marca que es muy bueno en casi todos los restaurantes de Europa y de California.

Los Ángeles es una ciudad laboratorio en donde se puede aprender física cuántica, aunque no se tenga el bachillerato elemental y se puede acceder con toda naturalidad a lo más futurista, que una imaginación salvaje pueda desear. 

Pasé allí tres maravillosos años sin embargo no me quedé, porque se terminó el propósito que me había retenido allí.





No hay comentarios:

Publicar un comentario