lunes, 25 de octubre de 2021

CUATRO MIL CUATROCIENTOS VEINTICINCO

 





Desde hace unos días cada vez que pongo la televisión hablan de ese actor que por accidente ha matado a la directora de fotografía de la película que estaban rodando y no me gusta, más bien me molesta, me recuerda que hace muchos años mi hermano Carlos murió de la misma manera y me duele.

Debido a que mi hermano Carlos que tenía dieciséis años y era listo, travieso, cariñoso, muy brillante y mal estudiante, mi padre decidió ponerle un profesor particular en un cuarto que estaba libre en su oficina de la calle Bailén de Bilbao, que había sido policía y se encargaba de mantenerle tranquilo durante algún tiempo.

Supongo que el policía para chulear de algo le enseñó una pistola que tenía en un cajón y que estaba descargada o, por lo menos eso contaron.

Mi primo Isín fue a visitarle y Carlos le enseñó la pistola descargada, parece ser que ese tipo de juegos hacen furor entre los hombres, tanto si son jóvenes como si peinan canas.

Resumiendo, a Isín se le disparó el arma que sí estaba cargada y a Carlos le entró la bala en la cabeza y aunque intentaron operarle durante la noche no consiguieron que viviera.

Yo tenía once años y adoraba a ese hermano que siempre estaba contento y hacía cosas muy extravagantes.

La muerte de mi hermano le rompió el corazón a mi madre y de paso a toda la familia.

Esa fue la primera tragedia de mi vida, hasta entonces lo único grave que recuerdo es el día que mi madre me llevó al colegio que estaba muy cerca de mi casa y a donde volvería al mediodía para comer.

La muerte de mi hermano Carlos fue la primera herida que tengo en mi alma y todavía se me llenan los ojos de lágrimas cuando la recuerdo.

Carlos decía que había que hablar con propiedad, yo le admiraba, me enseñó a hacer cabañas y a no llorar cuando me caía patinando y me hacía heridas en las rodillas.

Carlos murió joven , no obstante dejó una estela difícil de borrar.

En navidad, cuando estábamos juntos toda la familia, mi padre le echaba de menos más que los demás días.

Perder un hermano es muy duro pero perder un hijo es peor todavía.





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