martes, 12 de octubre de 2021

CUATRO MIL CUATROCIENTOS QUINCE

 



¡Qué importante es tratarse bien entre las personas! puede cambiar la existencia, ayer tuve que ir al hospital para que me hicieran un tac, algo nuevo para mí, cosa rara porque a estas alturas de la vida me han hecho de todo.

En general me suelen tratar muy bien y suelo salir contenta pero lo de ayer fue algo difícil de olvidar.

El tac no es muy diferente a otras máquinas en las que me han metido, simplemente el enfermero que dirigía la operación era un bruto, solo eso, hablaba muy alto a pesar de que le avisé que me encontraba muy sensible, me quería coger con su manaza mi pierna derecha que está acostumbrada a que yo la suba y la baje con mis manos cuidadosamente y así todo el tiempo, no recuerdo los detalles pero todo hacía que me resultara desagradable.

Lo único que me pareció divertido fue que cuando me dijeron que tenían que pincharme yo dije que tenía reservorio y comentaron que en este caso no se podía, que tenían que hacerme una vía, entonces la enfermera sin dudarlo se dirigió directamente a la parte interior del codo de mi brazo izquierdo, donde me consta por experiencia que no hay una sola vena válida, se lo hice saber pero insistió en su intento, así que le dije que yo sabía donde había una vena que podía servir en el brazo derecho, no me hacía caso hasta que el enfermero bruto, que era el que mandaba, le dijo:

Hazle caso a ella, los oncológicos suelen saber dónde tienen las venas buenas.

Efectivamente, me la encontró a la primera sin tener que hacer una carnicería que es lo que pasaba hasta que me pusieron el reservorio.

Cuando terminó todo, me marché con alegría pero al llegar a casa estaba tan cansada que tuve que meterme en la cama y me quedé dormido como un tronco hasta las tres de la tarde, hora en la que me desperté de repente sin saber donde me encontraba, debí de tener un sueño muy profundo.





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