domingo, 19 de septiembre de 2021

CUATRO MIL TRESCIENTOS NOVENTA Y SEIS

 




Tengo la sensación de que suceden demasiadas cosas al mismo tiempo en mi entorno próximo y a veces me pregunto si es el momento de tomar decisiones, no obstante la respuesta está claro: no, todo lo contrario, ahora más que nunca debo estar quieta y poner en marcha aquella frase tan sabia que a veces decía mi amiga Dorita que ya se fue:

Espera y ve (sic)

No es fácil ponerla en práctica porque una vez más me recuerda la importancia de desarrollar la paciencia, algo que me suele resultar difícil pero ahora más que nunca, me consta que es el momento perfecto para hacerlo.

Desde pequeña tuve que ir deprisa por la vida, no solo porque ya llegué a este mundo con la prisa dentro de mí sino también porque mis padres eran muy estrictos con la puntualidad y me la metieron en el cuerpo casi sin darme cuenta.

En mi familia todos somos puntuales, me refiero a mis padres y hermanos, de los que llegaron más tarde no lo sé, imagino que habrá de todo pero no me extrañaría que en ese sentido hayan recibido una educación tan estricta como la que recibí yo.

Todavía recuerdo con cierta emoción que siendo mi madre ya mayor, tal vez tendría más de noventa años me pidió que la llevara al oculista Damborenea que estaba en la clínica de la virgen Blanca, en Begoña y quedé en pasarle a buscar a una hora determinada y me llamó la atención a pesar de que conocía su extremo puntualidad que a pesar de su pierna rota, de su edad y de que yo fuera su hija, me la encontré esperándome en el portal de pie, bien arreglada y con ganas de hacer lo que consideraba era su deber.

Cuando pienso en mis cualidades y mis defectos, hay algo que me da cierta seguridad en mí misma, es la puntualidad, rara vez llego tarde a una cita, le doy mucha importancia y cuando salgo con alguna persona que falla en ese sentido intento no quedar con ella, considero que es una falta de respeto, me hace perder un tiempo precioso y además me pongo nerviosa.

Casi todas mis amigas son puntuales y a las que no lo son cada vez les veo menos. 





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