He leído y publicado el manifiesto SCUM de Valerie Solanas, porque aunque no he sido capaz de terminarlo me ha parecido interesante en el sentido de que traspasando los límites de la realidad, ha explicado de modo que se entiende, lo que representa el hombre en la sociedad del patriarcado.
Insisto en que exagera, no obstante se acerca a dibujar un retrato de lo que han conseguido hacer en este mundo dirigido por ellos.
Crecí en un mundo de hombres y me casé con un hombre que sin ser tan machista como los de mi familia, se comportaba como si lo fuera aunque en su relación conmigo me concedía mucha libertad, bastante más que la que tenía en casa de mis padres.
Comprendo que el manifiesto de Valerie Solanas que se puede leer en mi blog:
librosparasabermasytextosquemegustan.blogspot.com
puede resultar excesivo, no obstante me ha venido bien para aligerarme la cabeza de tantos contratiempos que han alterado mi vida por haber recibido una educación antifeminista, llegué tarde al feminismo, para entonces ya me habían metido en la cabeza una educación basada en el patriarcado y ya estaba encarrilada en esa rueda de la que es difícil salir, había aceptado demasiadas humillaciones y estaba inutilizada para ser autónoma, aún así pude hacer la carrera de Bellas Artes, pero nunca conseguí mantenerme lo que considero es imprescindible para considerarme un ser humano completo.
He sido muy trabajadora, me gustaba muchísimo pintar, tenía auténtica vocación, hice muchas exposiciones, rara vez con éxito suficiente para ser tomada en serio, nunca tuve la suficiente confianza en mí misma, mis compañeras de BBAA me decían que mi problema radicaba en que ya estaba mantenida, no lo sé, casi siempre he tenido problemas para vender mis cuadros, creo que por eso, cuando me rompí la pierna y tuve que dejar de pintar, fue un alivio y me comprometí con la escritura en donde he encontrado una paz transformadora, cuando se publique mi libro tendré la posibilidad de ver los beneficios que produce, tengo muchas esperanzas en que todo salga bien, no es fácil empezar una carrera de escritora a los setenta y cinco años, por lo menos ahora estoy acompañada de un equipo que me ayuda y me asesora, confío en ellos, son los encargados de esa parte comercial a la que nunca he sabido enfrentarme.
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