domingo, 7 de julio de 2024

SEIS MIL SETENTA Y DOS

 




Cuando yo me casé mi madre no estaba convencida, le parecía que yo era demasiado joven para tomar una decisión tan importante, yo solo tenía diez y nueve años, ella se había casado a esa edad por lo que no se atrevía a prohibirme que yo lo hiciera.

Además, veía que yo era muy infantil, me habían tenido interna dese los trece años y nada más terminar mi último año en Francia, volví a Bilbao y me hice novia del que luego sería mi marido y no tenía ninguna experiencia ni conocimiento de la vida, excepto por la literatura francesa de la que estaba empapada.

Así que mi madre, unos días antes de casarme, me dijo:

"Si te va mal no vuelvas a casa para que te saquemos las castañas del fuego"

Frase visionaria.

Mi marido era muy diferente de mis hermanos y del estilo serio al que yo estaba acostumbrada, era muy simpático, arrollador, incluso embaucador y yo le encontraba muy atractivo.

Duré unos años, creo que diez y cuando murió mi hijo pequeño, tuve la fuerza para separarme.

No fui feliz pero hice bien en casarme porque estaba mucho mejor que en casa de mis padres donde me tenían muy sujeta, con el matrimonio salí ganando en ese sentido.

Además me di cuenta de que no me gustaba la vida de casada, yo soy libre e independiente, como un pájaro  que vuela a su antojo.






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