lunes, 20 de enero de 2020

TRES MIL SEIS







Estoy encantada.
Parece mentira que pesar de las dificultades que me han surgido cuando todo parecía ir sobre ruedas, al ponerse todo bastante peor, de repente se medio endereza y aquí estoy más contenta que unas castañuelas.
Vuelvo a la normalidad.
De momento sigo en casita una semana para ver si la rodilla se fortifica y el lunes que viene empiezo el último ciclo de hospital de día.
Lo que en su día me parecía el peor castigo ahora me hace sentirme rodeada de ángeles guardianes tocando la lira y emitiendo chispas de lindos colores.
Me viene a la cabeza aquello que decía un sabio que conocí en India:

¿Cómo se consigue que un tronco de leña se haga más pequeño sin tocarlo?
Poniendo a su lado un tronco más grande.

Eso es exactamente lo que me ha sucedido.
Solo por el cambio de una circunstancia, he conseguido estar muy contenta con mi actual situación.
Es bueno agradecer las cosas incluso antes de que sucedan: confiar.













No hay comentarios:

Publicar un comentario