miércoles, 5 de enero de 2022

CUATRO MIL CUATROCIENTOS OCHENTA Y DOS

 





Así como en pintura me gustaba aprovechar los lienzos y pintar encima, pentimento, lo mismo me pasa con las fotos pero es diferente, en resumen se trata de arreglar algo que está deteriorado o feo o que simplemente no funciona y poniendo mi atención y mi esfuerzo consigo llegar a un punto en que algo que en apariencia era inservible, me parezca bonito, incluso mejor que una foto que ya salió bien desde el principio.

Editando fotos paso unas horas maravillosas.

En Japón se le da mucha importancia al arreglo de un jarrón roto, se hace notar lo que estaba roto y así adquiere un valor incalculable, a veces incluso lo marcan con oro y se quedan extasiados, es una técnica que se llama Kintsugi y se ha convertido en una filosofía de vida. 

Algo parecido me pasa con las fotos, hay veces que las elimino porque si en un principio la técnica ha sido defectuosa es muy difícil conseguir algo especial, aunque tal vez transformándolas en una abstracción se podría conseguir algo.

Me gusta utilizar las cosas que han sido utilizadas, me gusta lo que hacen en India, nunca tiran nada, ni siquiera un lápiz que se queda tan pequeño por sacarle punta que casi no se puede coger con los dedos, consideran que siempre es posible darle uso de alguna manera. 

En los muebles de casa antes me gustaban las antigüedades reparadas, me molestaba en hacerlo yo misma o llevarlas a Bilbao, pero desde que llegué a la casa en la que vivo ahora que es muy pequeña preferí crear el vacío y retiré todo lo viejo y lo reemplacé con Ikea, son etapas de la vida.





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