miércoles, 18 de octubre de 2023

CINCO MIL VEINTISIETE

 





El hospital de Urdúliz es tan moderno y tan bueno que además es rápido, ya me han quitado la férula y las grapas, sin hacerme daño y casi sin esperar, es como un milagro, además de estar en mitad del campo, no va demasiada gente, funciona bien, estoy encantada y me siento como nueva.

Por lo demás todo va viento en popa, ya estoy deseando meterme en la cama y escuchar "HORA VEINTICINCO" en la Ser, ahí aprendo todo lo que me interesa de la política, por lo menos me fío de lo que dicen, aunque hoy no sé si habrán descubierto al responsable de la bomba que explotó ayer en el hospital de GAZA, no está nada claro.

He vuelto cansada del hospital por lo que he echado una buena siesta en la que he dormido a pierna suelta, me viene muy bien porque mis noches no suelen ser buenas, duermo lo justo con varios cortes para ir al cuarto de baño.

Mi antiguo profesor de escritura nos contó que Jaimes Joyce contaba las veces que iba al cuarto de baño y para qué, los escritores diaristas debemos de decir todo lo que nos sucede, bastante me cuesta no poder hablar de mis hijos, tengo que hacer un esfuerzo.

Alguien me ha contado que todos los que escriben tienen problemas con sus familiares.

Durante una temporada solía estar con Fernando Maura que publicaba su diario en un blo, no obstante cambiaba los nombres, era muy discreto, me di cuenta de que yo era Margarita y cuando había estado con él en el bar de Zampa, al día siguiente lo contaba y a mi me divertía muchísimo y a mis amigas también.







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