viernes, 20 de octubre de 2023

CINCO MIL VEINTINUEVE

 




No recuerdo si lo que voy a contar sucedió el mismo día que me iba a casar o unos días antes, pero recuerdo perfectamente que estábamos solas mi madre y yo en el cuarto de estar de Bilbao, que era donde estábamos toda la familia siempre antes y después de comer, gabinete era el nombre que dábamos a ese lugar, allí estaba el piano, el tocadiscos y las butacas cómodas, además de un balcón que siempre estaba cerrado desde el que se veía el monte Atxanda, en la Alameda de Mazarredo, la calle donde más adelante Frank O. Gehry diseñaría el museo Guggenheim que tanta fama daría a la villa de Bilbao.

Pues bien, mi madre me dijo:

" Si no te van bien las cosas, no vengas a esta casa para que te saquemos las castañas del fuego".

Estaba claro que a ella no le gustaba mi matrimonio pero yo estaba o así lo creía, locamente enamorada del que iba a ser mi marido.

Tampoco yo creía demasiado en que iba a acertar con mi pareja, pero estaba empeñada en casarme con él.

Tenía diez y nueve años, la misma edad que tenía mi madre cuando se casó, por lo que no se atrevió a pedirme que esperara.

Supongo que se olvidó de aquella frase porque cuando me separé, lo primero que hice fue ir a su casa a contárselo y siempre me sacaron las castañas del fuego.

Cuando mi marido fue a su casa a dar explicaciones, ella le dijo:

Te entregamos una preciosidad y tu nos has devuelto una ruina (sic)

Pasado el tiempo, otro día en que también estábamos solas en la casa de Las Arenas, me dijo:

"Tu te has separado y ahora te dedicas a vivir la vida, mientras yo me he pasado la mía aguantando a tu padre".

Pues sí, no le dije nada pero cuando dijo eso yo estaba encantada de la vida, había tomado la decisión acertada porque a mi no me gustaba el matrimonio, ya ni siquiera me gustaba mi marido, lo único que me apetecía era hacer lo que me diera la gana, tenía claro que no tenía vocación de casada, quería ser libre e independiente y así he seguido, por lo menos aprendí a saber lo que no quería.

He tenido varias relaciones, no obstante jamás pensé en casarme ni siquiera un segundo, lo tuve claro.




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