Es una gran verdad que en la enfermedad se descubre la generosidad de las personas.
Llevo una larga temporada en la que por sentir mucho dolor en la rodilla no solo no salgo de casa sino que me resulta difícil la idea de y mucho menos conducir, ni siquiera pensar en que me lleven en coche me resulta agradable, gracias a la medicación van pasando los días y me voy acostumbrando a que mi vida, ayudada por actividades que me gustan, me resulte agradable, no obstante tengo una cita en hematología del hospital de Cruces el jueves que viene y estoy llamando por teléfono para que me la cambien, no quiero forzarme, no tengo prisa, no me cogen el teléfono pero seguiré insistiendo, me ha pasado más veces y al final todo se arregla.
Estoy cambiando mucho de manera de ser.
Antes yo era mas bien generosa, hacía favores sin que me costase demasiado, no obstante ahora me doy cuenta de que mucha gente se ha aprovechado de mi amabilidad porque ahora que soy yo la que a menudo necesita ayuda, no me es dada con la alegría conveniente.
Lo que tengo en Cruces es solamente un control rutinario de la leucemia, no tiene gran importancia, por eso estoy intentando que me la cambien y así podré ir más tranquila.
No me encuentro fuerte, la idea de conducir por Rontegui no me apetece, ir a Cruces entra dentro de la normalidad en mi caso pero llevo varias semanas sin conducir y preferiría retrasar ese momento.
Si tienes algún problema yo te llevo. Me dejas un mail y te escribo.
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