martes, 12 de julio de 2022

CUATRO MIL SEISCIENTOS TREINTA Y CINCO

 




Siempre me ha gustado Stefan Zweig, hasta tal punto que cuando estuve enferma con leucemia volví a leer algunos de los libros que había leído cuando era joven, casi no me acordaba excepto de que es un maravilloso escritor, de gran categoría y muy elegante.

Cuando vi la película en la que se despide de la vida en Brasil me desilusioné, hay algo en las personas que se suicidan que me asusta, lo cual no impide que lea sus libros muy a gusto, por eso ahora he vuelto con él, alguien me recomendó sus biografías y las he pedido en digital a Amazon.

Desde que descubrí la facilidad de pedir el libro que me interesa y recibirlo al instante estoy encantada a pesar de que me cuesta manejarme con los dispositivos, por un lado tengo el móvil en el cual no encuentro el Kindle y por otro lado tengo el iPad con el que me arreglo bastante bien, no obstante no acabo de encontrarme a gusto del todo, me falta práctica pero no tiro la toalla, poco a poco voy encontrando la manera de leer lo que deseo y entenderme con Amazon.

Comprar cosas en Amazon es fácil, no me queda más remedio, ya que no puedo llevar paquetes porque camino con muletas, paro me voy acostumbrando a pedir lo que necesito y no exigir demasiado.

Respecto a promocionar mi libro en Amazon, eso es harina de otro costal, a pesar de que no falto a ninguna clase de autores y de que si quisiera podría preguntar, me resulta dificilísimo enterarme cómo se empieza, ni siquiera he sido capaz de dar el primer paso que supongo será el más importante, tampoco tengo prisa, simplemente me veo muy inútil en comparación con mis compañeras autoras quienes además de trabajar, presentan y promocionan sus libros y entienden el funcionamiento de Amazon.

Prefiero no preocuparme demasiado, hay cosas que me cuestan más que a los demás, creo que soy mayor que ellas, la primera vez que cogí un ratón yo tenía cincuenta años y había empezado a ir a una universidad americana, cuando volví a Bilbao me compré un ordenador, tomé clases de informática, tuve que aprender código para hacer mi web y empecé a hacer videos, pero la leucemia me hizo perder la cabeza, ahora no me acuerdo de nada, solo funciono con lo imprescindible y tengo que ser paciente conmigo misma porque siento que no estoy recuperando la memoria, tengo la suficiente para vivir el día a día y puedo estar contenta.

Pertenezco a una generación intermedia en la que las mujeres de mi edad se casaban y les mantenía el marido, me salí de la regla e hice la carrera de Bellas Artes, la terminé con el título "Profesora de dibujo", trabajé en una academia de Las Arenas, dando clase de dibujo y de pintura, tuve bastante éxito, salieron varios alumnos que destacaron pero yo me cansé y volví a mi estudio para dedicarme a pintar y exponer.

Mi ambición de ser pintora terminó cuando me rompí la pierna por segunda vez, desde entonces he tenido que andar con muletas y para pintar hay que tener libres los brazos y hay que estar de pie y tener fuerza, así que dejé la pintura sin que me importase gran cosa porque nunca alcancé el éxito deseado, por eso me dediqué a escribir que es mucho más fácil porque lo hago sentada y no me faltan ideas, cuando alguien me recomendó las biografías de Stefan Zweig me pareció una idea excelente y ya he empezado con ese tema, veremos a donde me han llegado.




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