domingo, 23 de agosto de 2020

CUATRO MIL NOVENTA Y SIETE










De repente he leído que la palabra inspiración* es cursi.
Me he llevado las manos a la cabeza.
No podía explicarme que una palabra que define lo más importante de la vida pueda resultar cursi, la palabra cursi sí que me parece cursi, con mayúsculas.
Yo necesito sentirme inspirada para todo, es decir, para todo, todo, todo, incluido para estar dormida.
¿Cómo se puede hablar con desprecio de la inspiración? 
Algo tan elemental que es con lo que empieza la vida.
Yo creo en Dios y en las musas de la inspiración y aunque sé que siempre está ahí, mi animus no siempre conecta con ella pero sé que existe y que antes o después vendrá en mi ayuda cuando más la necesite o cuando a ella le dé la gana porque es caprichosa, no nos engañemos. 
Soy consciente de que en este momento de mi vida lo referente a la inspiración lo tengo enfocado en recuperarme de una enfermedad muy grave que me ha dejado débil y necesito poner todo mi esfuerzo en esa tarea para lo cual no debo distraerme, ni tener prisa, simplemente saber que estoy haciendo un trabajo muy importante, que lo estoy haciendo bien y tener confianza absoluta de que llegaré a buen puerto.

Viendo el documental de Isabel Coixet he recordado lo que sentía cuando estaba inspirada y lo bien que lo pasaba haciendo performances, me han entrado ganas de ponerme delante de la cámara del ordenador y hacer algo pero sé que no es el momento adecuado, ahora estoy en otra cosa bastante más valiosa que requiere toda mi atención.
La paciencia es imprescindible para llevar a cabo lo que tengo entre manos. 
Me he curado, es un hecho y estoy más que agradecida a los médicos, a las enfermeras de Cruces y a mis hijos mayores que estuvieron ahí cuando les necesitaba, no obstante, la cantidad de veneno que todavía tengo en mi cuerpo tarda en salir. 
No pasa nada, tengo paciencia, una paciencia que se hace grande con la práctica.
Para recrearme en las performances le tengo a Elena Urquiola que se encarga de recordarme lo que hacía cuando me entregaba a la inspiración con el único propósito de hacer arte, una especie de arte medio catártico que me sentaba muy bien, esa era mi única responsabilidad.
Ahora estoy en otra línea, todo cambia.



*
inspirar
 Del lat. inspirāre 'soplar'.

1. tr. Aspirar el aire exterior hacia los pulmones. 
2. tr. Infundir o hacer nacer en el ánimo o la mente afectos, ideas, designios, etc.
3. tr. Sugerir ideas o temas para la composición de una obra literaria o artística.
4. tr. Dar instrucciones a quienes dirigen o redactan publicaciones periódicas.
5. tr. Dicho de Dios: Iluminar el entendimiento de alguien y mover su voluntad.
6. . Sentirse motivado por alguien o algo para el desarrollo de la propia creación. 
7. prnl. Dicho de una obra, especialmente artística: Encontrar su aliciente o modelo en algo o en alguien. 








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