sábado, 22 de agosto de 2020

CUATRO MIL NOVENTA Y SEIS










Tenía ganas de ver una película, he visto demasiados documentales estos días y me apetecía algo que me distrajera sin tener que pensar.
Casi sin darme cuenta me he encontrado con una película sobre Giacometti y a pesar de que las críticas no eran buenas, la idea de ver a un artista de esa categoría interpretando por Geoffrey Rush que es uno de mis actores favoritos, me ha llevado a buscarla pero no la he encontrado, por lo que me he decantado por seguir con los documentales que rara vez me desilusionan.
Me ha apetecido ver uno sobre Isabel Coixet que como directora de cine casi nunca me defrauda y al ver el trailer en el que nada más empezar aparece Tim Robbins que trabajó bajo sus órdenes en La vida secreta de las palabras, he tomado la decisión sin dudarlo.
Esa película tocó algo profundo en mí.
Si alguien me preguntara cual es la película que más me ha gustado en toda mi vida, no creo que lo dijera porque hay muchas que me han gustado muchísimo y de diferentes estilos, pero puedo asegurar que en el grupo de las que recuerdo, está Cadena perpetua que me fascinó.
El documental sobre Isabel Coixet se llama Palabras, mapas, secretos y otras cosas.
Una mujer que es capaz de ser directora de cine merece todo mi respeto.
Como pintora, que es lo que yo era antes de ser lo que soy ahora, estoy acostumbrada a trabajar en la soledad de mi estudio y lo único que rompía esa especie de meditación constante, eran las exposiciones en las que ponía todo mi entusiasmo, sobre todo cuando exponía en Madrid porque tenía cierto éxito y ganaba bastante dinero, pero me volvía loca.
La última vez que expuse allí no pude resistir ni un segundo más por lo que una mañana, sin tener en cuanta las citas que tenía, me desperté y decidí que necesitaba volver a la tranquilidad del apartado lugar en el que habito, así que llamé por teléfono a Iberia, reservé un billete para el primer vuelo a Bilbao, metí mis cosas en una maleta, pedí un taxi y conseguí llegar a casa justo unos minutos antes de que el estrés me matase.
Nunca me he alegrado tanto de haber tomado una decisión sin consultarla con la almohada que es uno de los consejos que me daba mi madre.
Ahora, movida por las circunstancias de la vida, vivo tranquila en mi casita, no salgo así que tampoco entro y la vida me resulta fácil porque la única ambición que tengo es la de huir de la ignorancia y volcarme en el conocimiento.









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