miércoles, 4 de agosto de 2021

CUATRO MIL TRESCIENTOS CINCUENTA Y SIETE

 





He hablado con Pizca, estaba triste, le he leído lo que escribí ayer y parece que lo ha entendido, a pesar de que ella no había leído "El esfuerzo precede a la satisfacción" porque a pesar de haber sido una gran lectora, no tiene bien la vista.

Mañana es mi santo, la virgen Blanca, me pusieron ese nombre en honor a mi abuela Blanca Maiz Nordhausen, así que la he invitado a comer en el Itxas Bide que es un sitio encantador, está en el puerto viejo de Algorta y ella lo conoce, ya que lo montaron los porteros de la casa en la que vivía cuando estaba casada con Moncho.

Es un lugar donde se puede comer el pescado fresco, a menudo llevado por los propios pescadores del puerto viejo que salen a pescar por la mañana temprano.

Por otro lado me ha llamado Rosalía para invitarme a su fiesta de cumpleaños el domingo, a la que asistiré encantada porque mi problema no es ella, sino estar sola con la madre y la hija o que la madre me hable de la hija, además estaré encantada de estar con más gente y participar en conversaciones simpáticas en las que nadie discute ni habla de cosas desagradables.

Creo que no hay que guardar los rencores, es mejor hablar y dar o pedir explicaciones si se desea mantener una buena amistad.

Tengo en gran estima a mis amigos que son pocos pero duraderos y casi siempre he conseguido que se arreglen los malos entendidos cuando los ha habido y si las cosas se ponen imposibles, prefiero cortar por lo sano porque si no me fío de alguien, considero que no vale la pena alimentar la relación.

Con la familia es diferente, la considero sagrada y aguanto lo que sea necesario, de la misma manera que ellos lo hacen conmigo, les he dado motivos más que suficientes para enfadarse a lo largo de la vida, y excepto Fernando que parece que no quiere hablarme, me llevo estupendamente con todos a pesar de tener ideas muy diferentes respecto a temas religiosos y políticos, no obstante cuando me ingresaron a causa de la leucemia, hasta Fernando vino a verme al hospital, supongo que por si acaso me moría ya que es lo que dijeron.

Gracias a Dios todavía estoy viva y con unos análisis estupendos aunque la rodilla me limite los movimientos, eso no es fundamental para los hematólogos, para ellos solo la sangre y la médula son importantes.












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