domingo, 27 de diciembre de 2015

Capítulo 21_ La biodescodificación









La suerte estaba del lado de Mónica, ya que Mercé Freixas que vive en Barcelona y viene a Bilbao unos días cada mes, para ver a sus dormidos (ella considera que las personas no están enfermas, sino dormidas) acababa de llegar y le dio cita para el día siguiente.
Cuando llegó Alonso a casa esa noche, Mónica estaba relajada tomando un té de tres años y le recibió más cariñosa que de costumbre.
La conversación con Carlota le había animado y estaba decidida a adquirir dominio sobre si misma.
No quería dejarse llevar por las emociones, como un animalito.
Estaba dispuesta a hacer un esfuerzo.
Ha sido testigo directo de la evolución de Carlota y reconoce que es asombroso el cambio que se ha operado en ella.
Carlota es una mujer fuerte sin lugar a dudas, también lo era antes de la biodescodificación, pero lo que más le llama la atención a Mónica, es la ligereza que ha adquirido.
Parece que siempre está en el presente, con la certeza de que tiene todo lo que precisa.
Alegre y contenta, da la sensación de que no necesita a la gente.
Sin embargo, Mónica es incapaz de estar sola.
Siente un vacío que solo aparenta llenarse haciendo planes, o charlando con alguien.
Se siente dependiente de todo, de su marido, de sus amigas, del vino blanco, de tener la casa perfecta, en definitiva, no es feliz.
Hace como que todo le va bien, pero en el fondo de su corazón, siente un inmenso vacío, que no sabe como llenar.
La religión católica y todo lo que le enseñaron de pequeña, no le proporciona ninguna experiencia positiva.
Hace ya mucho tiempo que dejó de creer en esas cosas.
Le gustaría sentirse en paz consigo misma, pero no lo consigue.
Está decidida a seguir el consejo de su amiga y hacer la bio con la Mercé.
Carlota le ha puesto al corriente de que es posible que al principio no se entienda con ella, ya que es catalana de pura cepa y mezcla el castellano con el catalán, pero si confía y hace todo lo que le aconseja, notará que se libra de un gran peso, que poco a poco irá dando paso a una sensación de libertad desconocida.
Antes de la cita con Mercé, siguiendo sus indicaciones, Mónica llamó a su madre para preguntarle las fechas de nacimiento y muerte de sus abuelos y bisabuelos, con la buena fortuna de que había ido guardando en una caja de puros, todos los recordatorios de los muertos, una costumbre que ha desaparecido.
Al presentarle a la Mercé tanta información, ésta se puso contentísima y le dijo que se había ahorrado muchísimo trabajo y que con esos datos podían hacer un trabajo bueno y rápido.
Mónica no entendía nada de lo que le explicaba, pero su determinación era tal, que escribió en un papel lo que tenía que hacer hasta la próxima consulta y se fue a su casa encantada de la vida, sabiendo que, aunque solo fuera por la satisfacción que sentía, le valía la pena el esfuerzo realizado.
Al día siguiente estaba muy cansada, mas eso no le impedía sentir una gran alegría.
Carlota ya le había puesto al corriente de las maravillas de la bio, aún así a Mónica le costaba creerlo.
Tenía ganas de comentar con su amiga la conversación con Mercé y la llamó con la idea de comer juntas como tantas veces.
Grande fue su sorpresa, cuando le dijo que no podía, porque había quedado con los Artiach y Gari. 
La idea era ir a Mundaka para que ellos cogieran olas, mientras ella trabajaría con su iPad y después tenían reservada una mesa en el Portuondo (1) .
Todos habían oído hablar de la ola de Mundana que es famosa en todo el mundo, pero ninguno la conocía y Carlota, aunque no surfeaba, tenía muchas ganas de pasar una mañana tranquila, en un lugar tan emblemático.

Mónica se quedó de piedra.
No podía creer que se había quedado sin amiga y sin el que consideraba el amor de su vida.
Solo se dejaba llevar por los celos.
Era tal su despecho y su orgullo, que no se atrevía a preguntar los detalles a Carlota, simplemente le colgó el teléfono diciéndole que ya hablarían en otro momento y se quedó rumiando su malestar.
Ni por un momento se le ocurrió pensar que eran simplemente unos amigos, que lo pasaban bien estando juntos, porque tenían muchas cosas en común.
Tampoco se interesó por saber que tipo de relación tenía Carlota con Jaime.
Y nunca, desde que conoció a Beatriz, se interesó por ella, por lo que no tenía ni idea de lo que pasaba por su cabeza.
Estaría mucho más tranquila, si en vez de ponerse como un energúmeno cada vez que veía a Beatriz con Gari, tratara de conocerla y viera lo poco peligrosa que es.
Beatriz es un mujer muy segura de si misma, que tiene sus prioridades equilibradas.
Gari no es su tipo, ni falta que hace.
Ambos se dieron cuenta desde el primer día, que aparte del surf y de pasarlo bien juntos, no hay nada que les una.
Por un lado Beatriz es una mujer seria, que sabe perfectamente lo que quiere.
Posee una voluntad de hierro y ha visto tanto a su alrededor y en si misma, que aprecia demasiado su vida metódica, como para arriesgarla por un juego amoroso.
Por su parte, Gari se dio cuenta desde el primer momento de que Beatriz está fuera de su alcance.
Es una mujer difícil y acostumbrada a tratar con gente ordenada, no es de las que se arriesga a perder la estabilidad que ha conseguido con gran disciplina.
Las cosas están muy claras entre ellos.
Mónica ha dado un paso empezando con la bio, pero tiene que dar muchos pasos todavía para dejar de ser una niña mimada y aprender a quererse a si misma.
Total, que por una cosa o por otra, desde que conoció a Gari, su vida, que era una línea recta sin altibajos, se ha convertido en una especie de montaña rusa imposible de controlar.







   

(1) El primitivo caserío Portuondo se situaba cerca de la línea de costa, al lado de la ensenada de    Portuondo, que da nombre a esta zona de Mundaka. De esta casa solar armera es nativo Don Rodrigo de Portuondo, ilustre marino del siglo XVI, que llegó a ser General de la Armada al servicio de Carlos I, y que destacó por luchar contra corsarios turcos.

 A mediados del siglo XIX se edificó el actual caserío con el material de construcción proveniente del antiguo. En los años 60 del siglo XX fue adquirido por sus actuales propietarios y sometido a importantes obras de rehabilitación, transformándose en bar y restaurante.

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