domingo, 19 de junio de 2022

CUATRO MIL SEISCIENTOS VEINTIUNO

 





Definidamente ayer apagué el ordenador mientras intentaba ver Intimidad, me estaba resultando desagradable, floja, carente de dirección artística, guión desordenado, tema repetitivo, es de las series peores que he tenido delante de mi, y eso que conozco el paisaje y me consta que es muy cinematográfico, de hecho he tenido la oportunidad de buscar localizaciones con profesionales del cine y estaban maravillados del color y la luz del país vasco, no obstante aquí solo se ven marrones oscuros, decoraciones sin gracia y un vestuario feo hasta para los uniformes.

Estoy segura de que en el país vasco hay grandes artistas con quienes se puede trabajar de una manera que eleve el espíritu.

En los pocos y breves capítulos que vi, dos suicidios y videos virales de intimidad sexual para perjudicar a familiares, amigos y compañeros.

No es que yo presuma de tener una cabeza privilegiada pero lo suficiente para poder seguir una serie normal, si y todavía no sé la relación que tienen los personajes entre sí, el único apellido que han nombrado es el de un empresario de Bilbao que es muy rico, los demás solo tienen nombre.

Me alegro de haberme dado cuenta de que me estaba haciendo daño meterme en semejante bodrio.

Y no será porque no me vendría bien tener una serie que me entretuviera para distraerme de los dolores que padezco, a este paso prefiero ver la televisión.






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