Justo en el momento en que necesitaba estar más despierta y activa para promocionar mi libro, me encuentro dolorida, cansada y sin esa actividad que me caracteriza cuando estoy en plena forma.
Lo acepto y al mismo tiempo lo siento, porque cada vez que alguien hace un comentario sobre el libro o me dice que lo ha comprado, una inmensa alegría se apodera de mí, entre otras cosas porque tengo la certeza de que les va a gustar y van a aprender, enseguida lo reconocen y a todos nos gusta saber, nacemos con ese sentimiento, y nunca se acaba, siempre queremos saber más, no solo nos hace felices sino que también nos ayuda a ser mejores personas, lo cual nos ayuda a crecer, adquirimos seguridad en nosotros mismos y aprendemos a convivir con los demás.
He tenido una vida ajetreada, me he caído muchas veces y otras tantas me he levantado, nunca me he dado por vencida, no obstante en lo relativo a las drogas que tanto daño me hicieron, fue gracias a Proyecto Hombre cuando salí victoriosa, me siento privilegiada de haber contado con esa ayuda gracias a la cual conseguí salir del infierno en que me metí sin ser consciente de lo que hacía.
Doy gracias a Dios todos los días de mi vida por haber tenido esa oportunidad y la fuerza para aceptarla, no es fácil, había hecho muchas tentativas para salir del horror y ninguna tuvo éxito hasta que me apunté a PH y allí aprendí a aceptarme, perdonarme y vivir utilizando la cabeza.
No fue fácil, no obstante con la ayuda de los compañeros y mi enfoque total en que no me quedaba otro remedio, lo conseguí, tenía muy claro que solo tenía dos alternativas:
Proyecto Hombre o la calle.
No me permití la duda, mientras algunos descartaban yo seguí allí llena de esperanza y experimentando que cada día daba un paso hacia la libertad, librarme de una dependencia cuyo resultado final es la muerte.
Con este libro he puesto orden en unos años de mi vida que gracias a Dios ya pasaron y ahora me consta que a través de mis palabras estoy ayudando a muchas personas que ni siquiera sabían que existe ese mundo tan escalofriante, conviviendo con el día a día de los que hacen una vida aparentemente normal.
La droga no solo hace daño al que la consume sino que altera el comportamiento de una familia entera.
Desde aquí pido perdón a mis padres, mis hijos y mis hermanos, un perdón desde el fondo de mi alma, con todo mi corazón y compromiso de que jamás cometeré un error semejante.
La ignorancia es muy peligrosa.
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