domingo, 6 de octubre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS TREINTA Y UNO










Me encuentro mejor, he dado un paso importante.
Ya no me dejo llevar por lo que me pide el cuerpo sino que soy yo la que manda, ordena y decide. 
No niego que soy cuidadosa con él, no le maltrato, le procuro el descanso y la alimentación necesarios, pero siempre lo hago desde la consciencia.
No ha sido fácil llegar hasta aquí. 
Me asaltaban las dudas y a veces flaqueaba pero como sé por experiencia que “la práctica hace la perfección” entre fallos y triunfos, ratos malos y buenos, noches de insomnio y una lucha poderosa entre el malestar físico que deseaba llevar la batuta, hoy por fin he conseguido dormir ocho horas que han sido un regalo del cielo.
Estoy contenta.
He aceptado mi situación y agradezco que dentro de lo que cabe, mis posibilidades de curación son óptimas y a medida que pasa el tiempo me acerco a la meta.
He normalizado bastante mi vida.

No me quejo.












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