A pesar de que ha empezado el otoño y llueve y he tenido que poner la calefacción, estoy contenta porque me encuentro mejor.
Noto que mi cuerpo se va recuperando y eso me proporciona esperanza y me da fuerza para seguir cuidándome y perder los miedos que al principio tanto me angustiaban.
Ahora vivo al día, centrada en el presente y con la consciencia de que mis defensas están bajas y no debo correr riesgos.
No me asusta quedarme en casa.
Hago todo lo que sea necesario para seguir por el camino de la convalecencia.
Mi salud es lo prioritario.
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