jueves, 17 de octubre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS CUARENTA Y DOS









Ayer por fin me decidí a ir al cine con Pizca.
Vimos “A rainy day in New York”.
Me horrorizó.
No tengo palabras para explicar todo lo que me disgustó.
Creo que lo único que me produjo cierta sensación de bienestar fue la colección egipcia del Met.
No soy admiradora de Woody Allen pero casi todas sus películas me han entretenido de alguna manera e incluso “Match Point” me pareció muy buena, pero ayer no pude disfrutar ni del estilismo, ni de las decoración, ni de los diálogos.
A medida que avanzaba la historia, perdía la esperanza.

Me encanta Nueva York y pensé que pasaría una tarde paseando por sus calles, no obstante la lluvia en honor de Kurosawa estropeó el paisaje.

No sigo porque casi todo me disgustó excepto Jude Law que me parece muy guapo.
Aguanté estoicamente porque a Pizca le estaba gustando y yo sabía que solo duraba noventa y dos minutos.


Me encantó salir del cine en el puerto deportivo de Getxo y disfrutar de un tiempo espléndido.








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