jueves, 31 de octubre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS CINCUENTA Y SEIS











Sigo animada con ganas de incorporarme a la vida normal y lo hago con entusiasmo.
A pesar del cansancio me compensa la alegría que me produce.
Ayer llevé mi coche para que cambiaran la rueda pinchada y mientras tanto fui a Zara, compré un par de pantalones y recorrí el supermercado con un carrito en el que iba metiendo todo lo que probablemente haga falta en casa.
No me acordaba de los productos de limpieza, pedí ayuda y estuvieron muy solícitos, entendieron mi situación y quedaron en traerme todo entre las ocho y las diez.
Fácil y cómodo.
Creo que antes hacía el pedido en Amazon pero terminé harta de que sonara el timbre todo el tiempo o de que molestaran a la vecina.
El método de Eroski me satisface más.
Al salir me encontré con Jaelius Aguirre que está dirigiendo Flecha, la exposición itinerante en la que yo exponía hace años, al principio, cuando solo existía en Madrid en el centro comercial Arturo Soria.
Me contó que ahora también la organiza en Miami, Londres y Perú.
A las diez de la noche había quedado con Manu, el transportista que se encargaba de llevar y traer mis cuadros, para que llevara a los contenedores los colchones que he cambiado.
Durante el tiempo que transcurrió entre las visitas que esperaba, estuve viendo una serie que me entretiene bastante "El método Kominsky".
Trabaja Michael Douglas y lo que me gusta es que trata asuntos de personas mayores con las que en mayor o menor medida me puedo identificar.

La única preocupación que surgió es que una amiga que vive en Los Ángeles me mandó un wasap diciendo que había tenido que evacuar y se dirigía a Santa Mónica, a la ciudad.
El fuego no remite porque los vientos son muy fuertes.
Hoy no he tenido noticias de ella "pas de nouvelles bonnes nouvelles".
Me mantendrá informada.
Cuando mi hijo pequeño y yo vivíamos en Malibu también tuvimos que evacuar por un fuego.
Gracias a Dios para nosotros no fue grave, solo pasamos una noche fuera de casa en la furgoneta de Mattin y al día siguiente volvimos a casa pero hubo gente que perdió todo y se quedó en la calle.
Son momentos de mucha angustia.












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