sábado, 26 de octubre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS CINCUENTA Y UNO










Me pregunto cómo he sido capaz de pasar de la pintura a la literatura casi sin darme cuenta.
Había dedicado toda mi vida a las artes plásticas, sabiendo desde muy pequeña que quería ser pintora. 
Nunca lo dudé.
Cuando tuve la oportunidad, estudié Bellas Artes en Bilbao, primera promoción y desde entonces me dediqué a pintar y a exponer.
Hace unos años me rompí la pierna y se me complicaron las cosas.
Hasta entonces había pintado de pie.
Me di cuenta de que mi manera de pintar no estaba diseñada para estar sentada por lo 
que de repente y casi sin darme cuenta, me apunté al Taller de Escritura de Íñigo Larroque, me senté delante de mi ordenador y me puse a escribir.
Publiqué dos novelas y decidí escribir un diario que publico cada día en un blog.
Ha sido una transición tan natural que no me ha supuesto ningún inconveniente, excepto que todavía me queda material de dibujo y pintura que ocupa un espacio que me vendría mejor que estuviera vacío.
Respecto a la lectura, siempre me ha gustado leer y lo sigo haciendo, forma parta de mi vida.









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