viernes, 8 de febrero de 2019

DOS MIL SETECIENTOS SEIS








He estado enferma con una fuerte gripe que me obligaba a estar en la cama sin poder disfrutar de la vida.
Estoy un poco mejor y me doy cuenta de que he pensado en muchas cosas, era casi lo único que podía hacer y creo que la más importante ha sido que he perdonado a las personas que considero que me han hecho más daño. Tal vez ya les había perdonado en otras ocasiones pero esta vez ha sido diferente o, por lo menos eso me parece.
He seguido pensando en lo liberador del perdón y he terminado perdonándome a mí, ya que en definitiva soy la que peor me he portado conmigo misma.
Así que ahora me siento más ligera.
Creo que al principio de esta enfermedad me sentí culpable por la cantidad de disparates que he hecho a lo largo de mi vida, uno detrás de otro, la ignorancia es peligrosa, sobre todo en mi caso que nací con el vicio de aprender.
Lo bueno de estar enferma de vez en cuando, que no lo deseo, es que al no tener fuerza para centrarme en nada, empiezo a dar vueltas a la cabeza y lo único que tengo a mano es mi propia vida. 

He leído “Seda” de Alessandro Baricco que me ha encantado excepto una carta al final a la que no le veo mucho sentido pero no importa, me ha gustado. Es el primer libro que leo de este autor.

Ahora estoy leyendo “Arenas movedizas” de Junichiro Tanizaki, de quien he leído otros libros y siempre me ha encantado, Ahora solo recuerdo “Elogio de sombra”.

La cultura japonesa me fascina.
Siento en el alma que cuando estuve en Japón no fui capaz de apreciarla porque estaba demasiado interesada en otros asuntos.
Una lástima porque está muy lejos y no creo que tenga ganas de volar tantas horas…










No hay comentarios:

Publicar un comentario