domingo, 10 de febrero de 2019

DOS MIL SETECIENTOS OCHO







Ayer vi una película que me sorprendió, me impresionó y me mantuvo expectante y complacida excepto algunos momentos que me resultaron excesivos. Es española, se llama “La enfermedad del domingo” y no conocía ni al director ni a las actrices protagonistas que son extraordinarias.
Yo creo que es una obra de culto. No sería capaz de recomendársela a cualquiera.
Está cuidada hasta en los más mínimos detalles y no quiero pensar en ella pero no me resulta fácil.
Se sale de lo acostumbrado.
Quise compararla con algún director conocido y solo se me ocurrió Bergman a sabiendas de que la conexión está a niveles profundos y sutiles.
Reconozco que me afectó porque luego, durante mis pensamientos nocturnos, me vino a la cabeza la relación que tuve con mi madre y en contra de lo que siempre había pensado sin dar opción al cambio, me di cuenta de la cantidad de disgustos y problemas que supuse para ella por mi inconsciencia y egoísmo.
Le pedí perdón aunque ya no sé si me oye y recordé que ya le había pedido perdón en vida por lo que me tranquilicé y dormí a pierna suelta.

Me gusta el cine y me entretiene por lo que he estado estudiando las posibilidades para ver otra peli hoy por la tarde. 
Hay varias cosas interesantes. 
Siempre intento saber lo que piensa Carlos Boyero.

Me identifico con su punto de vista porque es subjetivo.







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