martes, 7 de febrero de 2023

CUATRO MIL SETECIENTOS SETENTA Y OCHO

 





Pensaba que había perdido por completo la inspiración a causa de la quimioterapia que me metieron para curar la leucemia.

Parecía que ya no era la misma persona, rara vez había tenido problemas cuando quería escribir.

Hasta tal punto tenía facilidad que el profesor me invitó a no asistir a clase es decir, me echó con alguna disculpa tontuela.

Un día le pedí que me corrigiera más y me contestó:

"Escribe peor"  (sic)

De esto hace ya mucho tiempo y sigo igual.

No he encontrado ningún taller de escritura que me convenciera y he buscado bastante.

Tal vez la única luz que he visto desde entonces es una conversación que mantuvo Tolstoy con un alumno a quien preguntó:

¿Me ensañas lo que has escrito?

La respuesta que obtuvo me servio para despertar un poco:

No he escrito nada, estoy sin inspiración.

A lo que Tolstoy contestó con una seguridad aplastante:

Ya tienes algo que escribir, empieza con lo que me acabas de decir, que no tienes la inspiración, cuánto tiempo llevas a sí, por qué consideras que te ha pasado eso y así entras en materia.

No solo me despertó lo que Tolstoy dijo sino que me sentí identificada con él como si hubiera sido la profesora, me pareció la respuesta perfecta.

Nunca me han gustado los que no tienen inspiración porque tampoco me lo creía hasta que me pasó a mí misma.

Yo sigo igual pero no me lo permito.

De momento ya he escrito un párrafo más largo de los que acostumbro últimamente. 











No hay comentarios:

Publicar un comentario