Reconozco que me he emocionado al ver un programa cultural en ETB2 en el que hablaban de la nueva exposición de arte contemporáneo que se puede ver durante tres o cuatro años en el museo San Telmo de San Sebastián, en donde entre otras obras está expuesto mi pieza "Homenaje a Daniel Buren" que consta de cuatro cuadros pequeños que deben colgarse siempre juntos.
Realmente he sentido que ese ha sido mi mundo durante casi toda mi vida, me pregunto por qué lo dejé, hubo algo que me hizo perder la seguridad en mí misma a pesar de que en algunas épocas tuve bastante éxito, no obstante desconozco cual fue el detonante que me hizo parar.
Recuerdo que decidí desmontar mi estudio, me deshice del caballete y poco poco fui vendiendo los cuadros que me quedaban, no solo los míos sino también mi pinacoteca que tenía mucho encanto, porque estaba compuesta por cuadros que había intercambiado con mis amigos artistas, todos ellos buenos pintores.
Todavía me quedan unos cuantos, de los cuales he intercambiado uno de la playa de Zarauz por las clases de Pilates.
Al revisar los cuadros para enseñárselos a la profesora de Pilates, noté que algo en mí se alegraba y decidí escoger un abstracto para colgarlo en mi cuarto y verlo así más a menudo.
Escogí el que más me gustaba y la verdad es que creo que es el mejor cuadro que he pintado en toda mi vida, no me canso de mirarlo, a veces hasta enciendo la luz para verlo cuando estoy medio dormida, creo que me costaría venderlo.
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