martes, 8 de agosto de 2023

CUATRO MIL NOVECIENTOS SETENTA Y CUATRO

 





Hoy es el cumpleaños de Rosalía, la hija de Pizca y ha organizado una fiesta en El Zampa de Las Arenas.

Empieza a las ocho y mi idea es aparecer un momento y marcharme en seguida porque solo de pensarlo estoy agotada, llevo mucho tiempo sin salir y me agobia la idea, no me apetece saludar con la sonrisa puesta, ver gente a la que hace tiempo que no veo, no tengo hambre ni sed pero haré el gran esfuerzo que para eso me he levantado de la cama y he ido a Artea, para comprar el regalo, recoger un pantalón en Zara que me habían acortado y ahora estoy en mi casa, y solo pensar que tengo que vestirme y pintarme los labios me produce desmayos.

Podría no ir porque mis amigas ya saben que no me encuentro muy bien pero voy a ir, por lo menos para dar un beso a Rosalía y otro a Pizca, supongo que Carlos Alber ya estará allí porque es muy puntual.

Veo a bastante gente en silla de ruedas y ma imagino que así terminaré yo si no me muero antes porque mis piernas no están fuertes y les cuesta andar.

La vejez es una sorpresa constante en casi todos los territorios menos en el de estar en la cama, ahí me encuentro a gusto.

Tenía razón mi padre cuando decía que la cama es el mejor invento.











No hay comentarios:

Publicar un comentario