miércoles, 15 de marzo de 2023

CUATRO MIL SETECIENTOS NOVENTA Y SEIS

 





Hace muchos años, cuando todavía vivía en Las Arenas, una amiga me pidió que le dejara dormir en mi casa una noches creo.

Estaba sola en casa, no recuerdo donde estarían mis hijos.

En principio no me gusta tener gente en casa pero supongo que me lo presentó de tal manera que no le dije que no.

Al día siguiente apareció su novio y sin pedirme permiso se instalaron ambos en mi cuarto.

Me puse nerviosa y les dije que se marcharan, a lo que hicieron caso omiso, por lo que no me quedó nás remedio que poner un cartel en el cuarto que se habían instalado al ver que yo no parecía contente en el que escribí que se fueran y que si no lo hacían llamaría a la policía.

Acerté porque esa noche habían desaparecido y me encontré toda la casa vacía para mi solita.

Es lo malo de meterse en mundos que no son de mi agrado.

Para cuando llegaron mis hijos ya estaba todo ordenado y cada cosa en sus sitio.










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