jueves, 15 de diciembre de 2022

CUATRO MIL SETECIENTOS CUARENTA

 





Ayer tuve un siniestro mínimo contra una chica que era novata en ese tipo de aventura y a pesar de que solo le hice una marchita blanca en su coche, que no le pertenecía, se empeñó en llamar a los municipales y tuvimos, no solo que esperar a que llegaran sino que descubrieron que mi carnet de conducir está caducado y que yo estoy obligada a conducir con gafas, así que hoy tengo que dedicarme a ponerme al día con esos asuntos que son muy importantes.

Ya tengo cita hoy con el psicotécnico encantador que se va a ocupar de todo.

Menos mal porque esas cosas tan poco divertidas me pueden alterar, el policía me amenazó con ponerme una multa y me dijo que no podía conducir, así que me puse las gafas, él se puso muy contento al ver que yo respetaba su autoridad y me fui a Artea en donde tenía intención de hace algunos recadillos pero se me quitaron las ganas y me vine a casa corriendo que es donde mejor me encuentro.

En medio de todo el jaleo apareció una amiga de Instagram que me protegió y me hizo compañía, lo agradecí.







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