viernes, 25 de marzo de 2022

CUATRO MIL QUINIENTOS CINCUENTA Y UNO

 





Tenía ganas de ver una película buena y alegre porque lo último que había visto fue la biografía de Jackson Pollock y me pareció muy triste y la anterior, una serie, Los diarios de Andy Warhol, que me dejó fría, ahora necesitaba algo cálido y he tenido suerte porque aunque es una historia que no la acabo de entender, por lo menos sucede en India donde todo es moderado, es la continuación de la que fue seguidora más cercana de Bagwan Rajneesh, llamada Sheela, justo lo que necesitaba para sentir calor.

A veces me cuesta encontrar la película adecuada por mucho que estudie las críticas, me molesta empezar una película y no poder soportarla por mala o por violenta o porque el tema me disgusta, soy demasiado selectiva.

La doctora Verdugo con quien mantuve muchas consultas me dijo que el hecho de ser selectivo es algo con lo que se nace, no tiene nada que ver con la tontería que se le otorga a esa palabra en el habla coloquial, simplemente algunas personas venimos a este mundo sabiendo lo que nos gusta y viceversa, yo soy una de ellas.

Lo bueno que tiene ser selectiva es que cuando encuentro lo que quiero disfruto muchísimo y cuando algo me disgusta, enseguida me doy cuenta y lo dejo.

Los fines de semana es cuando más problemas tengo para encontrar películas, muchos días me equivoco y las dejo a medio empezar, por eso agradezco mucho cuando alguien me recomienda una película o una buena serie.




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