Ayer tuve consulta con el hematólogo.
Al levantarme y pensar que tenía que ir a Cruces, me entró una especie de vértigo por lo que llamé a Pizca que se ofreció a acompañarme, lo cual transformó mi ánimo y lo que en principio parecía un horror, se convirtió en un plan estupendo.
Vino también Rosalía.
Lo mejor fue la frase siguiente:
“No tienes una sola célula cancerígena en tu cuerpo”
Cada vez que la recuerdo me alegra la existencia a pesar de saber que el tratamiento sigue en pie.
Luego fuimos a comer al Hanoi, un vietnamita de Las Arenas en donde lo pasamos bien y disfrutamos aunque yo, de momento, no tengo paladar.
Me dicen que volverá.
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