Creo que la película sobre Yves Saint Laurent que he visto hoy es la que más se acerca a la realidad.
Me he acordado de la época en que montaron la tienda de Saint Laurent en Bilbao y le hicieron directora a la que era y supongo que sigue siendo mi amiga del alma, Pizca Rivière.
Yo solía decir que no me gustaría morirme sin haberme vestido en alta costura y justo ese momento lo logré.
Pizca me dijo que estaban de oferta, que me pasara por la tienda y eso hice.
Justo en aquella época tuve un poco de dinero para comprarme varias piezas que me hicieron muy feliz, me encantó vestirme bien, me sentía muy a gusto con la ropa de Saint Laurent.
Pasé de ser un jipi empedernida, vaquero y camiseta a ponerme blusas de una seda natural extraordinaria, super elegante, faldas preciosas que me sentaban como anillo al dedo, con zapatos de Villarejo, bolsos de Louis Vuitton que compré en Paris, e incluso un sombrero de Gelot.
Recuerdo varios conjuntos, unos en blanco y otros en negro.
Hasta tal punto estaba contenta con mi ropa que fui a una inauguración de Goenaga en el museo San Telmo de San Sebastián y pasé mucho frío pero no me importaba.
Me acuerdo que José Llanos me dijo que nunca me había visto tan bien vestida.
Otra vez fui a las siete calles con un conjunto blanco y Zumeta me dijo que me sentaba muy bien el estilo griego.
A veces también combinaba las blusas o tops con los vaqueros y con tacones.
Me gustó muchísimo vestirme como Dios manda.