jueves, 11 de enero de 2024

CINCO MIL OCHENTA Y CUATRO

 





Lo malo de ver tanta televisión como veo yo, es que me entero de cosas espantosas que me recuerdan a otras por las que yo he pasado.

En este caso, recuerdo lo que me sucedió la segunda o tercera vez que me tuvieron que operar de la rodilla en Cruces, Barakaldo, Bizkaia, donde ya antes me habían operado cuando tuve el accidente de moto.

Era un traumatólogo diferente que desconocía mi historial y se empeñó en quitarme los metales que me habían puesto muchos años antes y que habían decidido no quitármelos cuando ya estaba en el quirófano a punto de anestesiarme, la doctora que estuvo observando las radiografías decidió parar el proceso porque había pasado demasiado tiempo y consideró que iba a resultar una carnicería, por lo que volví a mi casa tan tranquila.

Pasó el tiempo pero yo seguía acudiendo a mi traumatólogo que era diferente al que me había tratado anteriormente y decidió operarme, no habló de quitarme los metales por lo que yo acudí al hospital pensando que me operaría como lo hicieron la primera vez.

Tenía mucho miedo,

Cuando me anestesiaron, en vez de dormirme entera me anestesiaron de la cintura para abajo por lo que oí todo lo que decían y hacían durante la operación, que consistía en dar golpes y martillazos para quitar loe clavos, no solo hacían un ruido escandaloso sino que entre ellos comentaban la dificultad de que salieran esos metales que estaban pegados, la única ventaja es que no me dolía pero me daba cuenta de que estaban haciendo un disparate del que hasta ellos se daban cuenta.

Al día siguiente vino a verme el cirujano con una señora que mandaba mucho, me obligó a ponerme de pie porque según ella yo ya podía andar y dijo que me fuera a mi casa.

Yo notaba que estaba muy mal y que no podía moverme pero la señora se empeñó en darme el alta y me llevaron en silla de ruedas hasta la ambulancia que me trajo a mi casa en unas condiciones lamentables.

Ya en mi cama la pierna empezó a hincharse, llamé a Urgencias y vino una doctora muy amable que vio  que esa pierna estaba rota, algo que yo me imaginaba, así que intenté relajarme y seguí así hasta ahora.

Tengo pánico a los traumatólogos de Cruces.

He vivido muchos años con tremendo dolor, caminando con muletas, hasta que decidí ir a Vitoria a la clínica donde curan muy bien a quienes lo necesitan y acerté plenamente, la rodilla casi no me duele y ando con una muleta por precaución, pero mi calidad de vida es llevadera, ando despacio y aunque en casa ando sin muleta, intento ser precavida.








No hay comentarios:

Publicar un comentario