domingo, 19 de enero de 2020

TRES MIL CINCO








En general los fines de semana me resultan más problemáticos que los otros días.
Creo que se debe a que ya he establecido ciertas rutinas que me tranquilizan.
Ayer pasé un día difícil debido al dolor de rodilla que solventé gracias a los analgésicos por lo que lo malo ya pasó y hoy me encuentro mejor, con ganas de prepararme para mañana, ya que tengo consulta en Cruces con mi hematólogo y aunque me imagino lo que me va a decir y no quiero tener expectativas,   sé que me puede sorprender.
Estoy preparada para aceptar lo que venga.
Aceptar, he ahí el gran secreto.
He ido creando unas pautas de vida a las que me voy acostumbrando y se me hacen muy llevaderas, sobre todo porque soy consciente de la suerte que tengo de estar viva y de que necesito paciencia, la cual se aprende a medida que se desarrolla.
Una vez más la experiencia me ratifica: practice makes perfect.
La enfermedad es una fuente de aprendizaje constante.
Duele pero compensa.
Uno de los cambios fundamentales que se ha consolidado con fuerza es que ya no pido, solo agradezco.
Ser consciente de esa vuelta de tuerca me ayuda a valorar todo lo positivo que tengo a mi favor, hasta tal punto que no me permito recrearme en nada que no sea sumar.
Todos los días encuentro regalos que viene a mi encuentro y me ayudan a llevar la vida con entusiasmo.
No siempre lo tengo fácil pero insisto en que "El esfuerzo precede a la satisfacción" (título de mi segunda novela publicada).










No hay comentarios:

Publicar un comentario