He salido a desayunar fuera porque tenía que comprar agua, mi bebida favorita y al volver a casa me he encontrado con la ya esperada noticia de que el Papa, Su Santidad que diría mi madre, ha muerto, Pizca diría ha fallecido y reconozco que he seguido de cerca su enfermedad y no me ha sorprendido, lo veía venir, me extraña que haya podido hacer una vida casi normal hasta el final, se le notaba cansado y sus problemas de movilidad eran serios, gracias a Dios está bastante bien atendido aunque bajando escaleras daba traspiés, al estilo de Biden.
Me impresiona que haya estado trabajando hasta los ochenta y nueve años, diez más que yo y puedo afirmar, sin temor a equivocarme que son muchos años, incluso para las personas que se han cuidado toda la vida.
He presenciado los últimos meses de mi madre que llegó a los noventa y nueve y puedo afirmar que no le resultó fácil morirse y eso que lo estaba deseando, a pesar de tener la cabeza perfecta y estando en su propia cama, muy bien cuidada y rodeada de sus hijos.
Tampoco me sorprendió que muriera Mario Vargas Llosa, se le notaba cansado y tanto movimiento no es bueno, no quita que por lo que dicen los periodistas, sus hijos le llevaban a donde él quería ir, incluida la clínica Buchinger de Marbella a donde tenía costumbre de ir desde hace años y teniendo que venir a España desde Chile ¿será que no tienen buenas clínicas allí?
No sé qué decir, yo todavía no he cumplido ochenta años, ni me he cuidado toda la vida, he cometido muchos errores y estoy pagando cada uno de ellos.
Estoy muy entretenida leyendo el libro "Los genios" de Jaime Bayly que hablas de Vargas Llosa y Gabriel Garcia Márquez con conocimiento de causa, la verdad es que me encantaría escribir más de lo que escribo y aprender a hacerlo bien.
En la radio todo el tiempo quieren saber cómo ha reaccionado Isabel Presley ante la muerte de Vargas Llosa y me recuerda a mi reacción cuando murió Goenaga, pintor con quien tuve una relación creo que cuando yo tenía treinta años.
Soy incapaz de describir mi reacción.
No tengo nada más que añadir.
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