miércoles, 30 de noviembre de 2022

CUATRO MIL SETECIENTOS TREINTA Y UNO

 




Ayer vino mi sobrino Guillermo a visitarme y me dijo que le daba gusto verme andar sin muleta, me hizo gran ilusión porque aunque a mí también me encanta haber dado ese paso, la idea de que me lo digan me obliga a ser más consciente.

Ahora ya solo me falta andar sin cojear.




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