miércoles, 30 de diciembre de 2020

CUATRO MIL DOSCIENTOS SEIS

 




Me gusta tanto el cine francés que a veces pienso que exagero, tal vez sea que mi espíritu se siente muy afín a la cultura francesa y que siempre he sido muy feliz en Francia, en el momento en que paso la frontera mi carácter cambia y me pongo de un humor excelente, eso solo con ir a Biarritz o a Saint Gaudens, pero si voy a París ya casi me desmayo de gusto.

Ayer vi una película que me encantó, Pastel de pera con lavanda, no solo eran bonitos el entorno y la historia, sino que trataba de una persona que padecía el síndrome de Asperger, tema que me interesa muchísimo, ya que varias de las personas que admiro lo tienen, por ejemplo Greta Thunberg que tanto está trabajando para la regeneración del planeta.

Hace tiempo nació un niño a quien tuve la suerte de ver a menudo y pronto empezó a comportarse como una persona de extrema delicadeza, alta sensibilidad y gustos exquisitos, hasta tal punto me llamaba la atención que le puse un apodo, "el príncipe".

Mucho más tarde se descubrió que ese comportamiento tan especial se llama síndrome de Asperger, debido al nombre de la primera persona que lo identificó cuya historia personal no voy a contarla ahora porque me resulta desagradable, así que dejo este tema y me preparo para el nuevo día que se presenta, el anteúltimo del año 2020, del que tampoco me apetece hablar, ha sido demasiado duro, por eso me gusta que se comente en pasado, da la sensación de que con su término se acaba también una época.








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