sábado, 2 de diciembre de 2023

CINCO MIL SESENTA Y CINCO

 





Hace un par de días celebraba Concha Velasco su ochenta y cuatro cumpleaños, parecía que estaba estupenda y de repente hoy se ha muerto.

Recuerdo que cuando yo era pequeña, rara vez iba al cine y no solo eso sino que me gustaba tanto que los lunes, cuando volvía al colegio después de haber ido al cine de la parroquia el domingo, cuando me preguntaban qué me había parecido la película, me extrañaba que no dieran por hecho que me había entusiasmado, todas las películas me encantaban, el hecho de ver cine era la gran fiesta, fue más tarde cuando empecé a diferenciar las comedias de los westerns y las de guerra de las de indios, mucho más tarde.

Las pelis de Concha Velasco me gustaban siempre y cuando vi con Pizca la serie sobre Teresa de Jesús, esperando como locas a que Concha levitara, nos defraudó, no sé por qué motivo nos lo perdimos.

Más tarde, estuve en el teatro Arriaga de Bilbao, viendo la obra "Oliva y Eugenio" en la que Concha interpreta a la madre de Eugenio, papel interpretado por mi sobrino Rodrigo Raimondi, síndrome Down, en la que ambos están magníficos.

Al terminar la obra, mi prima Isabel Maier, madre de Rodrigo y su marido Ruggero me presentaron a Concha y lo primero que le pregunté fue por qué no había levitado en Santa Teresa y respondió, casi agresiva que SI había levitado, pero no hubo tiempo para más explicaciones, todo el mundo quería felicitar a los actores, Concha y Rodrigo eran los únicos, ambos se hicieron cargo de la magnífica obra.

También recuerdo "La chica Yeyé" cuya letra me sabía de memoria y eso es más o menos lo que recuerdo de Concha Velasco a quien he conocido y seguido toda la vida.






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