martes, 17 de marzo de 2015

Aprendiz o diletante






Reconozco que me gusta aprender.
Dicen, y posiblemente tengan razón, que es lo mismo enseñar que aprender y que enseñando se aprende.
A mi me gusta más aprender que enseñar.

En el título que me dieron cuando terminé la carrera de BBAA está escrito: “Profesora de dibujo”.
Se supone que con este diploma estoy capacitada para enseñar.
Solamente una temporada de mi vida ejercí de profesora de dibujo y pintura.
Como experiencia estuvo bien, pero no me hizo feliz.
Me sentí orgullosa al comprobar que era capaz de hacer que mis alumnos sacaran lo mejor de si mismos y desarrollaran sus facultades hasta extremos sorprendentes tanto para ellos como para mi, pero yo no era feliz.
Así que cuando realicé que deseaba ocupar mi tiempo en otros menesteres, me despedí.
Y volví a mi caballete.

Tanto me gusta aprender que he seguido tomando clases de diferentes materias a lo largo de mi vida.
En múltiples ocasiones me he encontrado con alumnos mucho mas jóvenes que yo.
Puede resultar problemático o no.
Depende del contenido.

Cuando decidí que me gustaría pintar cantando empecé con clases de solfeo y de canto.  
También me incorporé al coro de la Abao.
La clase de canto era particular.
Al terminar la prueba, la profesora me dijo:
No serás la Callas pero cantarás”.
Me encantaba esa clase. 
En solfeo había gente de todas las edades.
Un chaval de doce años aprendía todo en segundos, por lo que la profesora se volcaba con él y los mayores nos quedábamos rezagados.
En el coro yo no pintaba nada.
No podía seguirles y perdí el interés.
A pesar de que me hubiera gustado muchísimo aprender a cantar, comprendí que no tenía talento y me dije:
“Zapatero a tus zapatos”
Y volvía a mi caballete.

La máxima dificultad para estudiar, tanto en grupo como en privado ha sido la informática.
Me empeñé en hacer mi propia web cuando todavía era necesario saber código.
Tomé clases particulares y fui a varias academias.
En todas partes me ponían como condición aprender código antes de hacer la web.
No me quedó mas remedio que someterme a lo que me parecía una tortura y tras muchos esfuerzos, realicé mi propia web.
La hice a mi manera, sin tener ni idea de lo que era una web, pero lo conseguí.
Ahora, cualquiera puede hacer una web solo con los instrumentos que vienen en internet.

Tanto me interesaba la informática que me apunté en un curso bastante serio en Bilbao y todos eran estudiantes muy jóvenes y muy dotados.
Me daba cuenta de que por mi culpa se retrasaba la clase.
Todos tenían una facilidad asombrosa.
Yo ni siquiera podía entender las palabras que utilizaba el profesor.
Aguanté hasta el final pero no me acuerdo absolutamente de nada.

Hoy en día me conozco lo suficiente como para saber que solo tengo facilidad para lo que esté relacionado con las artes y las letras, puesto que la única facultad que he desarrollado y en la que puedo apoyarme, es la intuición.
Los temas que me llaman la atención no son medibles ni defendibles.
No sé discutir.
Carezco de argumentos.
Solo me baso en lo que siento y con esta premisa no me conviene meterme en berenjenales porque puedo salir escaldada.

De todas las disciplinas que estudio, la mas difícil y la mas satisfactoria es la que trata del conocimiento de mi misma.
Llevo muchos años con el mismo profesor y me doy cuenta de lo que he avanzado al recordar el estado en que me hallaba cuando solicité participar en el curso.
Creo que ni siquiera era consciente de la importancia que tiene el conocimiento de uno mismo.
Estaba en la inopia y no lo sabía.

Fui reconociendo mi necesidad a medida que profundizaba en mi interior .
La materia a estudiar no solo es inagotable sino que es la asignatura mas interesante con la que me he tropezado en toda mi vida.
Y tiene la ventaja de que me hace muy feliz.

También es tranquilizante puesto que se basa en que todo lo que necesito está dentro de mi.

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