Sigo con el brazo en cabestrillo y sin quejarme, lo cual no es óbice para desear que llegue el momento de encontrarme bien y poder salir a la calle.
Leo todo lo que puedo, eso me gusta, me entretiene y me tranquiliza.
Estoy leyendo Las abandonadoras que me tiene absorta, no es fácil, pero me he metido y tengo ganas de seguir, no solo eso sino que estoy deseando encontrar un libro para cuando termine el que tengo entre manos.
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