sábado, 27 de mayo de 2023

CUATRO MIL NOVECIENTOS TRECE

 





lo que me hizo pensar que tal vez fuera verdad que estaba perdiendo el sentido común fue cuando estaba en el cine viendo la película que había filmado mi hijo y al terminar, sus amigos comentaron: 

Qué hacemos ahora? A donde vamos? y mi hijo, sin darle vueltas al tema, dijo: 

Vamos a ver a los atados.

Eso era típico de mi hijo, le encantan kas performances, así que se lo conté y negó absolutamente que él hubiera dicho eso.

Le creí porque le creo todo, nunca miente.

Es posible, casi seguro que esa conversación fuera el detonante que me hiciera dudar de todo lo demás, me hizo dudar de todo el viaje, a partir de ahí, dudé y desde la duda empezó a desmontarse todo lo que me estaba sucediendo., hasta tal punto que cuando llegó la doctora, le saludé:

Hola Ester! 

Inmediatamente se dió cuenta de que ya estaba curada y me dio el alta.

Mis hijos organizaron todo para que viniera ambulancia a buscarme.

Casi no podía tenerme de pie ni soñar con andar, probablemente  haber estado atada tanto tiempo de dejó inútil.

Al llegar a casa mis hijos querían por encima de todo que anduviera, que fuera al cuarto de baño ayudada por ellos, me costó mucho pero lo conseguí com mucho esfuerzo.

Ya todos estábamos contentos.





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