Tengo ganas de contar lo que viví cuando me volví loca.
Fue como si hubiera tenido dos semanas de vacaciones o algo parecido durmiendo cada día en un lugar diferente en mi cama del hospital.
El único viaje especial fue cuando fui a Los Angeles porque quería ver una película que había filmado mi hijo el pequeño.
En ese punto creo que me confundí y que el cine estaba en Uribe Kosta, creo que era todo inventado.
Recuerdo con claridad las conversaciones cómo fui al cuarto de baño desde el cual llamé por teléfono a mi hija.
También recuerdo que me escapé por el mismo sitio por donde entré y los guardias me pararon y les expliqué que me tenían atada a la cama, así que no me detuvieron y pude volver a mi casa.
Lo que no recuerdo es en qué vehículo volvía a mi casa.
Incluso estando loca, loca, no entendía por qué no recordaba en qué vehículos me movía.
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