Tengo una sensación extraña.
Me recuerda a lo que cuentan los directores de cine cuando terminan sus películas y se sienten como vacíos.
Algo parecido me pasa ahora.
He terminado la quimioterapia, la esperaba con la esperanza de que sería el principio del fin y, sin embargo, me encuentro rara, con la razón me doy cuenta de que tengo que estar contenta pero no siento esa alegría que correspondería a un momento tan importante.
También es verdad que hasta que me hagan el aspirado de médula y me digan que funciona, no tendré la seguridad de estar curada.
He llegado a casa en un estado lamentable, muy cansada, como derrotada y Beatriz ha salido a mi encuentro muy contenta y reconozco que he estado antipática, no podía con mi alma, lo he sentido.
Tendré que tener paciencia conmigo misma, mañana será otro día y veré la vida de otra manera.
He intentado llevar la enfermedad lo mejor que he podido y aún así, ha sido demasiado dura.
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