sábado, 22 de febrero de 2020

TRES MIL TREINTA Y OCHO









Mi madre diría que no le parece apropiado que una madre recomiende la película Sauvage a sus hijos pero me pareció tan buena, que lo he considerado oportuno y se la he sugerido a Mattin y a Beatriz.
Llevaba tiempo con ganas de verla y por fin ayer la pusieron en Filmin.
Es dura, fuerte y tan real como la vida misma aunque no en la que yo me muevo.
Está hecha con gran sensibilidad.
Yo tenía un amigo, Patxi Lekue, que me mantenía informada de asuntos que si no hubiera sido por él, difícilmente me habría enterado.
Me refiero al Cruising.
Patxi y yo solíamos vernos en la playa Salvaje y él me habló de ese camino al que llaman Cruising en el que por arriba, en tres Azkorri y la Salvaje, entre árboles, se encuentran los hombres que quieren tener relaciones sexuales entre sí.
Lo que sucede en Sauvage está en un nivel diferente, convertido ya en negocio de prostitución, pero también en un parque donde casi todo está bastante organizado.
Hace tiempo me hice amiga de Shangai Lilí a través de Tuiter.
Era un ser humano muy amable y leí algunos de sus libros a través de los que aprendí que existe un mundo desconocido para mí.
Así como en Bilbao hay muchos chicos que reconocen su homosexualidad, en Getxo es diferente.
Ese tema, como tantos otros, es tabú.
Se puede ejercer de gay en Madrid, en Sitges o en Bilbao, pero en Getxo todos son perfectos padres de familia que se ponen su corbata de Hermés hasta para ir al gimnasio.
Recordé que mi prima Mariví Gondra que vivía en una casa que está dentro del parque de Doña Casilda Iturrizar, en Bilbao, me comentó que al anochecer se veían escenas de ese estilo.
Me sorprendió que me lo contara e incluso enterarme de algo así, porque en mi casa rara vez decían  algo, el secretismo era brutal, así me pegué el susto morrocotudo cuando me casé y me encontré con la vida de la calle, desde mi ignorancia supina de niña enjaulada.
Más tarde, en la discoteca Yoko Lenon's me hice muy amiga de Chus Ortuondo, sobrino del entonces alcalde de Bilbao.
Chus era psicólogo, muy inteligente y a la sazón estaba hormonándose para convertirse en mujer.
Me propuso hormonarme con él pero no le vi la necesidad y rechacé su invitación, lo cual no impedía que saliéramos juntas, como dos chicas que quieren ligar.
Un día fuimos al Dust que era el bar de moda en Las Arenas y creo que ahí Chus se dio cuenta de que Getxo está hecho de un material diferente.
Pronto Chus se hizo una mujer muy guapa, presumida, bien arreglada, con el pelo rubio, con el bolso en bandolera y en general se vestía en Blanco.
Consideraba que allí vendían lo más adecuado para su estilo.
Se hacía llamar La Cheta.
Se paseaba alegremente por las calles de Algorta con su gabardina inglesa,  zapatos de medio tacón, fular de Loewe, bolso en bandolera y más tiesa que una modelo de pasarela.
Era muy alta y delgada, tenía una pinta estupenda.
Me lo pasaba bomba con él o con ella, no soy buena para distinguir los géneros, o más bien me da lo mismo, me gustan las buenas personas, carezco de prejuicios.




















































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