viernes, 4 de agosto de 2023

CUATRO MIL NOVECIENTOS SETENTA Y UNO

 





Ayer olvidé comentar la mejor noticia del día que realmente me puso muy contenta: me dieron el alta en la rehabilitación del brazo roto; la verdad es que lo esperaba, no me pilló de sorpresa, no obstante reconozco que me puse muy contenta, tenía ganas de sentirme libre de ataduras.

No significa que ahora no tenga citas que me disgustan porque mi salud es endeble pero me he quitado una gorda, poco a poco todo se irá poniendo en su sitio, presumo.

Ya se fueron todos, hoy no he salido de casa en todo el día, estoy muy cansada y solo pienso en descansar.

Escribir me descansa.

La pintura y la escritura tienen mucho en común, a mi entender escribir es como pintar, se trata de ir dando pinceladas a través de las cuales formo una historia.

Y la parte más difícil es lo que viene después, exponer los cuadros y venderlos, publicar los libros y que  los compren al final, el trabajo más peliagudo en ambas tareas es la segunda parte.

Ayer me enteré de que se ha muerto Morquillas, uno de los artistas más importantes que conozco, lo he sentido, tenía una buena e interesante relación con él.






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