Me gustaría recordarme cuando tenía una facilidad milagrosa para escribir.
Una hoja en blanco delante de mi y los dedos se ponían a teclear palabras, palabras que formaban frases y frases que contaban una historia.
La mayoría de las veces la historia surgía de la realidad, algo que me había sucedido y de alguna manera me había despertado el humor o el asombro y se me había quedado instalado en mi cabeza, no obstante aquel día no lo había considerado con suficiente interés como para publicarlo, en el fondo, tal vez tampoco para escribirlo.
Suelen ser ideas que me vienen por la noche, cuando estoy dormida y aunque pienso que debería escribirlo, me parece excesivo salir del confort que siento cuando estoy dormida por lo que se sigue quedando en el sueño de los justos y tal vez en otra ocasión haya más suerte y me pille en un momento activo y así todos sabremos a donde me habían trasladado los viajes astrales nocturnos.
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